Como ya dijo mi amigo Gabriel, cualquier día nos cobrarán hasta por el aire que respiramos. Se trata de algo que tiempos ha se habría considerado una hipérbole. Pero, analicémoslo más profundamente, tal vez despúes de este post no os parezca ninguna exageración, sino, más bien, una realidad contrastable. Seguidme, pues, através de las cloacas del sistema, si aún no os ha aterrorizado bastante el tema del agua... Bienvenidos a la Ecología del Terrorismo, en su estado gaseoso.
El comercio de las emisiones de CO2
Bienvenidos al kafkiano, cruel y despiadado mundo de los comerciantes de aire.
El Comercio Internacional de Emisiones recoge las operaciones de compra-venta de créditos (ERUs y CERs) entre países en vías de desarrollo y/o industrialización para cumplir con los compromisos adquiridos en el marco del Protocolo de Kyoto.
Más en concreto, por ejemplo en la Unión Europea, funciona el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE) que tiene por objeto ayudar a los Estados miembros de la UE a cumplir sus compromisos de limitación o reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de una manera rentable, compromisos adquiridos en dicha cumbre de Kyoto. Bien, adquirieron un compromiso, veámos que pasa con él.
El RCCDE se inauguró el 1 de enero de 2005. El primer período de comercio duró tres años, hasta finales de 2007, y constituyó una etapa de "aprendizaje práctico", como preparación para el segundo período de comercio, de importancia crucial. Este segundo período ha empezado el 1 de enero de 2008 y tendrá cinco años de duración, hasta finales de 2012. La importancia de este segundo período reside en el hecho de que coincide con el primer período de compromiso del Protocolo de Kioto, durante el cual la UE y otros países industrializados tienen que cumplir sus objetivos de limitación o reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero ¿qué es el RCCDE?. Según ellos mismos es:
"un régimen de comercio de derechos de emisión con fijación previa de límites máximos («cap and trade»), es decir, establece un límite máximo que no deben superar las emisiones globales pero, dentro de ese límite, permite a los participantes en el régimen comprar y vender derechos de emisión según sus necesidades. Esos derechos de emisión son la "moneda de cambio" sobre la que se sustenta el régimen. Un derecho permite a su titular emitir una tonelada de CO2. La imposición de un límite máximo respecto al número total de derechos es lo que crea escasez en el mercado"
Bien, preguntaréis dónde está la malicia de tal mercado y en que me repercute a mí. Vayamos por partes.
La codicia por el aire
¿Dónde reside, pues, la trampa? Cosifican un bien común, el aire y su pureza para meterlo, como todo, en un mercado privado en el que cotiza como una acción cualquiera. No existen ni precios fijos (Cuota por contaminar) ni limitaciones a la cantidad de "moneda de cambio" que uno pueda acumular, especulando con ella. Es el invento más rastrero para confortar a las almas de los ciudadanos de los países más desarrollados. Existe sólo un precio de mercado, con una variabilidad constante, que estipula la oferta y la demanda del mismo, según las operaciones entre compradores y vendedores, y otros factores macroeconómicos.
"Entre compradores y vendedores" ¿Cómo se puede comerciar con el aire que respiramos, su pureza, NUESTRO AIRE? Lo dramático del tema es que aún encima se nos ríen a la cara. Como siempre nos han engañado. Nos han hecho ver que su objetivo era mantener el aire puro, cuando nada más lejos. Su objetivo era privatizar el aire y su uso. Se mire por donde se mire todos salimos perdiendo, menos los brockers y especuladores, que tienen así el control sobre otro recurso natural que nos pertenece, por derecho de nacimiento, a todos.
"Contaminan nuestro aire y aún encima nos lo cobran"
Si, porque en el precio final de todo producto se repercute el coste de esa "moneda de cambio" cuyo montante lo decide el mercado. Nosotros, el usuario final, pagamos a los especuladores y demás inmoral ralea una cantidad arbitraria (determinada por el mercado) cada vez que compramos algo. Así es como nos cobran el aire que respiramos, amigo Gabriel. En lugar del empleo de energías limpias e investigación en las mismas, ese dinero que TODOS abonamos al adquirir un producto, va a manos del "libre comercio". No se paga con él a investigadores que acaben terminando con el problema, creando a la vez más empleo. No, los buitres carroñeros comercian con el aire a escala mundial, contaminándolo y, aún encima, cobrándonoslo.
¿A quién se compra el aire?
Como avispados seguidores de este modesto espacio, ya habréis deducido que a los países más pobres. ¿Qué se hace con ese dinero? A veces ésto:
o ésto:
Coincidencia... Los países que venden cotas de CO2, los subdesarrollados, <strong>no son precisamente democracias</strong>. Así que la corrupción resta mucho dinero a los emprendedores de esas naciones, dinero que podía emplearse en mejorar sus negocios, obtener más beneficios y aportar más puestos de trabajo. No sólo es la corrupción mostrada por sus dirigentes y clase política en general, la justicia y sobre todo la policía son parte de esta característica. En muchos países policías y ex-policías forman bandas para extorsionar a empresarios y otros ciudadanos a cambio de seguridad.
Básicamente todo permanece como interesa. Los países exportadores se engloban normalmente en un grupo de naciones con serios problemas económicos, políticos y de índole social. Gobiernos corruptos y dictaduras alimentadas desde occidente, ahora recogen aún más por la venta de cuotas de emisión de CO2. A ese dinero no se le hace seguimiento alguno, no se invierte en riqueza de los países subdesarrollados. Os explicaré porque:
la corrupción extrae un dinero de cuestiones vitales para el desarrollo, como las infraestructuras o la educación, para quedar en bienes totalmente improductivos, artículos de lujo, o ser enviados a cuentas bancarias en el extranjero. De esta forma las aportaciones de naciones ricas en forma de ayuda o préstamos les son devueltas rápidamente y con intereses en forma de ingresos en sus entidades bancarias.
El reciclado perfecto. A imágen del consumidor estamos salvando el medioambiente y ayudando a la vez a los países en "vías de desarrollo" (circunloquio muy al uso para referirse a los de pobreza manifiesta), La realidad: <strong>
El sistema se basa en lo siguiente. Tú pagas más por un bien adquirido, ese dinero pasa a través de especuladores y una parte de él, normalmente pequeña, se envía a los países menos contaminantes, normálmente los más pobres, los cuales lo administran (en su inmensa mayoría) de manera caótica, invirtiendo en armamento para guerras promovidas desde el norte, o alimentando a una élite de sátrapas que lo dilapidan y devuelven con intereses a los mismos especuladores, empobreciendo aún más a su pueblo.</strong>
Mientras, el hambre mata más personas que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas y 925 millones de personas padecen de hambre ahora mismo.
Compran el agua del mundo, como ya vimos, y el aire que respiramos, como habéis visto. Normalmente a los más desfavorecidos, cuyo único medio de vida es precisamente la tierra, el aire y el agua. De la tierra ya hablaremos...
Contaminamos, o mejor dicho contaminan, el planeta entero. Y aún así, dos de los mayores emisores de CO2, EE.UU. y China, están reticentes incluso a pagar esa cuota que les sería devuelta con intereses. Si, digo dos de los más, porque, aunque os parezca imposible Brasil es el mayor productor de CO2 del mundo debido a la deforestación de la Amazonia
Curioso y cruel este tiempo que nos ha tocado vivir.
FUENTE: http://atlante-nachel-iii.blog.com.es/2011/02/18/ecologia-del-terror-2-el-aire-10626387/
BLOG DEL AUTOR PATRONIO: http://patronio.blog.com.es/
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